sábado, 26 de febrero de 2011

Carta de V , 27 de Febrero de 2011



¡ Qué contenida expresión ha tenido tu respuesta! Los secretos y el olvido se venden, pensé, cuando ví desde la ventanilla de aquel colectivo a una chica que comía mandarinas debajo de un fresno de hojas rabiosamente amarillas. Su compañero le había dado el mejor beso y se había ido caminando. Me daba alegría verla así, sin tiempo, con su mandarina y la copa del árbol que adornaba al mismo sol.
Porchia decía "Te quiero como eres, pero no me digas como eres".
Debe ser como llorar sin voz y con los ojos secos frente al buzón vacío.
Pero hoy no pierdo tiempo y contesto como los incrédulos, como los que se derraman en una mesa de bar después de haber bebido todo el alcohol.
Ya va siendo la hora en que cierra el correo y no quiero que se pierda este día, esta dentellada que me he dado derramará la vuelta que nos dimos sin sentido.
Voy a decirte algo: todavía hace calor y una mariposa nocturna acaba de quemarse contra una lámpara y con ella se ha perdido tu latido.

Aguardo

V

viernes, 18 de febrero de 2011

Carta de V, 18 de febrero de 2011

Te escribo sobre mí y también me describo, es así, el vuelo de este moscardón perenne hace que piense en quemarlo con un pabilo de vela encendido cuando cruce por allí. Ya , en el significado de esta existencia la carne ha nacido culpable. ¿Quién te lo dijo? Dirás, estoy segura. Nadie, en especial , son suposiciones sobre las hojas que escribo, encendiendo cada lámpara que hay en la casa, como si de eso se tratara la compañía.

¿Y vos que hiciste todos estos días de ausencia? A veces tengo tantos racimos de tareas, que ni te tengo en cuenta. Pero, en verdad, por las noches aparecés si hay un despertar momentáneo.

Pocas veces recibo respuestas favorables sobre tu vida, pero esto no es un ajuste de cuentas, no lo tomes así, es sólo que “el temor no es más que la consecuencia de toda mentira”, ¿Te acordás de Dostoievski, “Los hermanos Karamázov”?, aunque también dice “evite la mentira, eso es lo principal, todas las mentiras, y su propio engaño en particular”. Y todas estas nimiedades, aunque no lo parezcan, cicatrizan con mordiscos de autoestima.

Si no sabés como hacer para escribirme, águila, iluminá tu faro.


Recuerdos de estancia



V

Carta de H. 18 de febrero de 2011

Ayer rebuscando entre las cosas que Lucas dejó encontré el libro de Canciones de arena. Un libro encuadernado en rústica y atacado por la humedad.  ¿Lo recuerdas? Se ve que el tiempo ha estado desliendo sus páginas con el ácido de las horas. Era nuestra edición escolar.

Paso las páginas que son como partituras silenciosas, cada poema, cada verso es un pentagrama donde suenan las voces de los que fuimos ayer, antesdeayer, hace una eternidad.

Ahora las notas revolotean por la casa. He cerrado las ventanas para que se queden dentro, para que estén aquí. Tu voz, la de Lucas, la de los compañeros de clase. Papá y mamá repasando las páginas. Tal vez como en esa novela que leímos en las vacaciones de aquel largo verano, se han colado entre los ingredientes de la comida. Los comensales han empezado a cantar con el primer plato.

Y sólo después de unos minutos he caído en la cuenta de que estaba solo.

martes, 8 de febrero de 2011

Carta de V del 8 de febrero de 2011

   Febrero se desvanecerá más rápido de lo que pensás. Son tantas las obligaciones que el  tiempo que en la infancia parecía extrañamente largo, se ha vuelto lineal y vertiginoso.
   ¿Qué van a hacerte los recuerdos? La nostalgia de siempre de creer que no estoy viva, cuando lo estoy.
   ¡Cómo cambia todo! ¡Qué poco duran los días de cariño!
   Las semillas están a punto de germinar y tampoco es época, es casi natural pensar que van a morir cuando aparezcan los primeros brotes. Si todo pasa y que quedará, al fin y al cabo, ¿qué quedará de los brotes y de la posibilidad de crecer?
   Porque no somos más que vos y yo: tierra y las puertas del recuerdo se cerraron al fin.

Recuérdame
V

lunes, 7 de febrero de 2011

Carta de H. 7 de febrero de 2011



Allí será febrero, imagino, aquí, ya sabes, las cosas van de otra manera. Hoy hace frío, pese a que la mañana es limpia y el sol resplandece de una forma clara. Lucas, salió hace unos meses y no ha vuelto. No sé si habrá llegado allí o si se habrá perdido, quién sabe, no le importamos demasiado los demás cuando lo que está en juego es su voluntad.

Ayer me acordé de ti. No creas, no fue un momento triste, al contrario, tu recuerdo llenó mi estancia con la luz que ha parecido llegar hoy para cerrar el círculo. ¿Te acuerdas del huerto? ¿Del tocón de madera donde nos sentábamos a ver pasar a la gente? ¿El columpio en las ramas de la morera? Aquí nada de eso podría suceder, pero por un momento, sucedió y estabas tú y la mañana con sus vinagrillos y con esas flores amarillas -¿cómo se llamaban?- que crecían en los márgenes del camino.

Hoy sin embargo tengo un recuerdo borroso de todo aquello, por eso tal vez te escriba, para que perdure, aunque sólo sea un instante.

Los días dan vueltas y se confunden como la memoria. Por eso tal vez, sólo por eso.

H.